miércoles, 20 de agosto de 2008

Corse




que es un corse?


un atuendo o instrumento de seduccion actual que nace en Eurpoa y se escribe de que él que es todo un arte al ponerlo , al usarlo , lucirlo y dejar que te lo quiten....puedes lejir entre `ponerlo diario o no usarlo

por que su uso es un tabu para alguno hombres y un motivo de lucha social para algunas mujeres, en la epoca de la colonia en america era mal visto que ellas , las inidas lo anhelaran...las tachaban de puta sucia y escaladora social


y que una española no tuviera uno y se soltara las carnes era mal visto por la iglesia y las madres de ellas que llegaban a Nueva España......sea como sea debes de saber de ello.....que realza el cuerpo si.....pero que no sea solo eso tu cuerpo y que no dependas de ello para ser mujer

Ma Antonieta reina de Francia ( ver Luis XVI) es el prototipo de la mujer que lo lucio e hizo moda de sus atuendos..... los hay de todos los colores y formas , con o sin tirantes, se usan con aberturas en varios lado o enteros......que como me gusta a mi? con sexo..por que ponerselo nada mas para estar tiesa no!

que es el pero de los casos....el status.....



. El miriñaque y el corsé habían surgido mucho antes del siglo XVIII. El corsé es una variación de los corpiños rígidos que aparecieron por primera vez en la Europa del siglo XIV.
El predecesor del miriñaque es el guardainfante , estructura de aros de acero extremamente pesada e incómoda. La palabra ‘miriñaque’ se difundió en el decenio de 1840. El primer corsé fue patentado por Jean Werly en 1832.
El XVIII es un siglo marcado por los cambios en los parámetros de producción y comercialización que impulsó la revolución industrial, incluso en la vestimenta.
Los innovadores métodos de fabricación iniciaron una era en la industria textil. Entonces se generalizaron el uso de la maquinaria, la utilización del vapor como fuente de energía y el empleo del algodón como materia prima
Todo ello abarató y simplificó los procesos en los telares y en los entintados, estampados y bordados de las telas.
En la época de la Revolución Francesa, las tendencias parisienses marcaron la pauta en la moda europea. De este modo, convivieron los trajes oficiales de la real corte con los vestidos revolucionarios inspirados en las clases bajas.
Los trajes habituales en la corte incluyeron el corsé y el miriñaque, pero también aceptaron las nuevas tendencias y las variaciones del miriñaque, tales como el polisón y la crinolina. Ambos se inspiraban en su predecesor, pero fueron hechos de materiales más ligeros y, en lugar de ensanchar las caderas, se concentraban en aumentar el tamaño de los glúteos.
Significados. Para el filósofo francés Roland Barthes (1915-1980), es posible crear una verdadera visión de mundo a partir del código ‘vestimentario’.
Según Barthes, el vestido revela una gran carga de significados en la usuaria y con respecto a la época en la que se utilizó. Así, el miriñaque y el corsé no están exentos de reflejar el “mundo” de las mujeres que los usaron.
Esa “visión de mundo” femenina del siglo XVIII presenta dos caminos con respecto a su vestimenta. El primero es la inserción de la mujer en unos parámetros de belleza como normativa; el segundo es el sometimiento consciente a un dolor físico por el uso del corsé y una anulación como ser activo debido al miriñaque.
El uso de esos accesorios causaba malformaciones en los órganos femeninos y era un automaltrato psicológico. La mujer estaba obligada a tolerar esos sufrimientos porque debía representar públicamente que era una mujer “de bien” (delicada y sumisa). Tales objetos también demostraban que ella y su esposo gozaban de un alto nivel económico.
Por la rigidez de sus materiales, el corsé y el miriñaque imponían, a las mujeres, una reducción de sus funciones físicas. Su vida cotidiana era totalmente complicada, y les era casi imposible pasar por las puertas o ponerse un abrigo.
La desproporción de los miriñaques y la opresión de los corsés convertían a las mujeres en figurines socialmente inútiles. Enjauladas en una estructura cerrada, se veían alejadas de los deportes y del trabajo.
El miriñaque y el corsé se convirtieron en invisibles “cilicios” femeninos. Sin embargo, la mujer que no los utilizaba era considerada lujuriosa, rebelde, pecaminosa o “peor”: perteneciente a la clase obrera.
Extensiones del yo. Ahora bien, siglos después y luego de la inclusión de los pantalones y las minifaldas, el miriñaque y del corsé siguen vigentes en el mundo.
Esos accesorios pasaron de ser elementos de lencería asfixiante a ser atributos visibles dirigidos al público. Su uso simbólico dista mucho del referido al siglo XVIII.
En la actualidad, el corsé y el miriñaque no se utilizan bajo la opresión de los estereotipos de belleza, sino más bien como elementos comunicativos de la usuaria. Hoy se emplean como objetos “rebeldes” que plantean nuevos significados sociales o como atributos que reflejan sensualidad, feminidad y deseo.
Ejemplo de ese cambio es que, en los escaparates de las tiendas, se encuentran al mismo tiempo los famosos corsés cónicos de la cantante estadounidense Madonna (que remiten a la liberación femenina), los corsés y miriñaques “virginales” de los trajes de novia y los corsés cargados de sensualidad que se utilizan en los trajes de noche.
El camino recorrido por el corsé y el miriñaque a través de cuatro siglos evidencia la valoración de la indumentaria como sistema de comunicación.
La mujer del siglo XXI puede escoger lo que desea trasmitir a través de su corsé o simplemente negarse a usarlos en respuesta a la incomodidad que le pueda producir.
Esos artificios revelan la transformación de la vestimenta femenina a la par de los cambios sociales. Nos recuerdan el carácter cíclico de la moda y su contexto sociocultural.
Así, aquella imagen de la marquesa Merteuil quitándose la “máscara” del maquillaje ejemplifica las múltiples “máscaras” que todos llevamos puestas. Cada cual puede elegir entre alejarse de los estereotipos o utilizarlos como reflejos de su identidad.

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