Quiero, a la sombra de un ala,contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos;y las orlas de reseday de jazmín; la enterramosen una caja de seda...
Ella dio al desmemoriadouna almohadilla de olor;él volvió, volvió casado;ella se murió de amor.
Iban cargándola en andasobispos y embajadores;detrás iba el pueblo en tandas,todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,salió a verlo al mirador;él volvió con su mujer,ella se murió de amor.
Como de bronce candente,al beso de despedida,era su frente —¡la frenteque más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,la sacó muerta el doctor;dicen que murió de frío,yo sé que murió de amor.
Eran de lirios los ramos;y las orlas de reseday de jazmín; la enterramosen una caja de seda...
Ella dio al desmemoriadouna almohadilla de olor;él volvió, volvió casado;ella se murió de amor.
Iban cargándola en andasobispos y embajadores;detrás iba el pueblo en tandas,todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,salió a verlo al mirador;él volvió con su mujer,ella se murió de amor.
Como de bronce candente,al beso de despedida,era su frente —¡la frenteque más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,la sacó muerta el doctor;dicen que murió de frío,yo sé que murió de amor.
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